Elecciones en el Perú: ¿Un cambio de panorama en la política latinoamericana? — Víctor Salazar

El Perú, un país con crecimiento acumulado estable, una economía mediamente diversificada y que según la Organización de las Naciones Unidas, un ejemplo para el mundo en materia de reducción de la pobreza multidimensional, hoy, se encuentro bajo la vista del mundo.

Gran parte del adelanto en materia social con respecto al resto de la región pende de un hilo según medios de comunicación y analistas políticos, de un modelo político e inclusive de un candidato presidencial que definirá el futuro de todos los peruanos.

Este 2021 ha sido escenario de las campañas presidenciales quizás más delicadas y con más repercusiones sociales y económicas que ninguna otra en el pasado, hablamos del enfrentamiento entre dos bandos muy diferenciados entre sí, hablamos de Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori y representante actual de dicha vertiente política bien conocida por el pueblo peruano en el pasado y aun recordada para un porcentaje importante de la población como un trago amargo en la historia política del país andino.

Por otra parta encontramos a un Pedro Castillo, docente de escuela pública, apoyado por el partido político Perú Libre y figura del pueblo obrero para muchos, que pretende alcanzar la presidencia del país para acabar con el monopolio de los grandes conglomerados internacionales que despojan al Perú de sus riquezas.

Mas allá de discursos políticos es importante analizar la gran polarización que existe en la actualidad dentro del país, de la mano con las grandes brechas ya existentes históricamente entre el pueblo obrero trabajador y la elite del país que solo alcanza un 1% de la población total del país y según analíticas de Bloomberg, este 1% acumula el 23,7% de todos los recursos del país.

Claramente se puede hablar de problemas relacionados a la distribución de las riquezas en al Perú, ya que histórica e hegemónicamente han sido para un grupo muy reducido del país que mantuvo la mayor parte del control, en materia económica y social hasta bien entrado el siglo pasado, lo que fue generando un gran descontento entre un porcentaje importante de la población del país obrera-trabajadora que subsiste en su mayoría gracias a la economía informal lo que ha generado un escenario de polarización único en América del Sur.

Entender las razones por las cuales en el Perú un porcentaje tan pequeño de la población que claramente no representa al grueso de los habitantes ostenta todo el poder económico y político habría que retroceder hasta tiempos del Virreinato del Perú, posesión del entonces Imperio Español para más o menos comprender la división social existente en la actualidad.

No obstante, la finalidad de este articulo informativo es sobre el cambio del panorama político del Perú y de la región latinoamericana, mas no del contexto histórico que ha creado y heredado la sociedad en el Perú.

De vuelta al de la polarización en este país, encontramos un país dividido, se podría decir que casi divido por la mitad, y que a su vez arrastra una desconfianza hacia la política establecida que ha estado inmersa en una serie de escándalos de corrupción que ha llevado a juicio a los últimos 5 expresidentes del país.

A partir de la desconfianza a la política establecida y la corrupción de estado podemos empezar a comprender el porqué de la polarización en el Perú, ya que un gran porcentaje de la población del país simplemente no quiere a los viejos políticos dentro de la política nacional, por lo que para muchos es inaceptable que Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, sea parte del nuevo escenario político nacional, como en una especie de hegemonía política Fujimorista.

Del otro lado encontramos a Alberto Castillo, un candidato que se presenta con un discurso populista donde asegura venir de lo más humilde y de entender perfectamente los problemas de los más necesitados en el Perú, de igual manera asegura haber logrado todo lo que tiene gracias al mérito propio y no gracias a ser parte de una familia influyente de tradición política lo que para muchos votantes resulta popular y que ha venido impulsando su campaña hasta este momento.

Hablando del proyecto político de ambos candidatos con respectos a los problemas actuales que enfrenta el Perú, encontramos el modelo que implementaría Pedro Castillo que propone redactar una nueva Constitución mediante una Asamblea Constituyente, aumentar el presupuesto para la agricultura y defender y conservar el medio ambiente, en oposición al «neoliberalismo.

En este punto de planificación y supervisión de la economía nacional propuesta por Castillo es lo que más ha preocupado a los empresarios e inversionistas que apuestan sus capitales en el Perú, debido a que como la historia ha demostrado, las economías planificadas nunca llegan a ser tan competitivas como una economía de libre mercado.

Su contraparte, Keiko Fujimori, defiende la Constitución de 1993 (promulgada durante el gobierno de su padre) y en su plan de gobierno, Rescate 2021, propone el desarrollo de una verdadera economía social de mercado, que promueva, el trabajo formal, el desarrollo de emprendimientos, las asociaciones público-privadas y la inversión sostenible y socialmente responsable.

Finalmente el Perú decidirá entre qué proyecto político y planes de desarrollo para todos los peruanos le convence en mayor o en menor medida, solo queda la última, el pueblo, que tiene en sus manos el futuro y el bienestar del país con su voto, independientemente hacía que facción política sea, algo que está claro como las reacciones de los mercados internacionales y fluctuación del Sol durante los últimos meses es que la decisión aunque finalmente sea definida gracias al voto popular democrático en el Perú, definirá el rumbo del país sudamericano  de cara al futuro.

Referencias bibliográficas

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