Elecciones en Colombia 2022: un nuevo punto de inflexión — Aitor Díaz Maroto-Isidro

(Este texto fue finalizado el 13 de septiembre de 2021 a las 09.25 a.m. (hora española). Es probable que algunos datos y análisis queden obsoletos a las pocas horas de publicarse. Disculpen las molestias, la actualidad manda).

El próximo año es de gran importancia para Colombia. Las elecciones legislativas y presidenciales que se desarrollarán de marzo a julio del próximo 2022 suponen el enésimo punto clave para el país latinoamericano. Sacudido por un estallido social que se inició en 2019, pareció diluirse durante 2020 y volvió con fuerza en 2021; con unos niveles altísimos de violencia hacia líderes sociales y estudiantiles, indígenas y exguerrilleros desmovilizados; el país se encuentra en un momento en el que todo parece indicar que o algo cambia o todo se desmorona. Es por ello por lo que este periodo electoral es visto por muchos, tanto dentro como fuera de las fronteras colombianas, como la gran esperanza de que las cosas comiencen a reconducirse hacia una estabilización social y política que parece que no llega nunca. Sin embargo, ¿es esto así? ¿Unas elecciones frenarán la violencia y los estallidos sociales? ¿Cómo se están estructurando los partidos de cara a la contienda electoral? En este artículo vamos a exponer de manera somera cuál es el actual escenario y cuáles pueden ser los movimientos en el futuro más cercano.

Comenzaremos este análisis con las elecciones legislativas, donde parece que todo comienza a verse con mayor claridad ante la proximidad de la fecha del cierre de listas a la Cámara y el Senado el próximo diciembre. De momento, todo se juega entre dos grandes coaliciones de partidos: la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico. Ambas se mueven entre el centro, centroizquierda y la izquierda, quedando la derecha, al menos de momento, en un discreto segundo plano. La Coalición por la Esperanza, formada por partidos de centroizquierda, busca aunar a buena parte de la oposición al gobierno de Iván Duque, así como capitalizar el movimiento de respuesta que resultó en la elección de gobernaciones y alcaldías de corte de centroizquierda en el pasado 2019. Sin embargo, señalamientos hacia su figura más relevante, el precandidato presidencial Sergio Fajardo, por el caso Hidroituango[1], así como la irrupción en la carrera presidencial del exrector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, hacen que esta Coalición (ya muy señalada por su papel tibio ante los desmanes policiales durante las jornadas del Paro Nacional) no consiga aunar un discurso potente en torno a una figura igual o más potente.

El Pacto Histórico nace como una plataforma de movimientos y partidos de la izquierda muy activos en la defensa de los líderes sociales, los Acuerdos de Paz de 2016 y las reivindicaciones del Paro Nacional. Unidos en torno a la figura más relevante de esta coalición (el precandidato presidencial Gustavo Petro), han conseguido constituir una representación muy amplia de numerosos sectores sociales olvidados por la política colombiana más tradicional y que guardan un nexo muy fuerte e importante con las reivindicaciones que han mantenido a Colombia en pie desde el pasado 2019. Su objetivo para las legislativas no es otro que el de una mayoría absoluta en el Senado y una potente mayoría en la Cámara que les permitan pasar una gran cantidad de reformas estructurales. Sin embargo, la figura de Gustavo Petro (muy denostada por medios de comunicación, el gobierno de Iván Duque e identificada por el gran público con los actos violentos vinculados al Paro Nacional) puede suponer un lastre para esta coalición, a pesar de que las encuestas le den la victoria frente a cualquier candidato. Igualmente, la incapacidad de unir en una sola lista conjunta a las dos grandes coaliciones opositoras puede jugar en contra del Pacto Histórico. El pasado 10 de septiembre, Petro y el Pacto Histórico mostraron músculo político en Barranquilla, llenando el que se considera como primer gran acto preelectoral del país. Este punto puede marcar un antes y un después en muchas estrategias.

La carrera presidencial se encuentra centrada en tres figuras: Petro, Fajardo y, en los últimos días, Alejandro Gaviria, recién aterrizado en un terreno hasta el momento copado por los anterior, ya candidatos en el 2018. Si bien la última gran encuesta presidencial de la Revista Semana señala una bajada de tres puntos en la intención de voto para Petro, sigue sacando una enorme ventaja a sus más directos adversarios (el citado Fajardo y Luis Carlos Galán, precandidato presidencial por el Nuevo Liberalismo)[2]. La irrupción de Gaviria (ya tenida en cuenta en esta última encuesta) no parece afectar enormemente al favorito de la Coalición por la Esperanza, Sergio Fajardo. Sin embargo, habrá que seguir muy de cerca tanto sus contactos con esta coalición, como la afectación a la imagen de Fajardo de las informaciones sobre Hidroituango. Igualmente, Gaviria puede convertirse en un dolor de muelas para Petro y el Pacto Histórico si consigue articular una imagen y discurso de renovación, cambio y reforma alejados de la radicalidad en la que ciertos sectores han colado a Gustavo Petro, algo que, de momento, no parece estar consiguiendo.

Por último, los partidos de la derecha se encuentran en una situación de incertidumbre. Ante la bajísima popularidad del presidente Iván Duque, los problemas judiciales de Álvaro Uribe y el descrédito de todas las instituciones involucradas en la violenta represión de las movilizaciones del Paro Nacional, el Centro Democrático (partido del presidente Duque) no consigue encontrar ninguna figura que reflote la intención de voto al partido, y mucho menos que agrupe al espectro político de la derecha. Quizás las figuras más importantes sean María Fernanda Cabal (considerada del ala más radical del Centro Democrático) y Óscar Iván Zuluaga, pero, al menos de momento, no consiguen despegar sus candidaturas. Esta falta tanto de unidad como de proyecto presidencial en el sector de la derecha se debe, sin lugar a duda, a una falta de interés de los partidos a arrimarse a un Centro Democrático herido de muerte tras la presidencia de Iván Duque.

Tras este pequeño resumen del panorama actual de cara al próximo 2022, se hace necesario señalar cuáles pueden ser los puntos clave los próximos días. Está claro que la izquierda o centroizquierda tiene grandes posibilidades de hacerse con la Presidencia en segunda vuelta y, previsiblemente, mejorar sus resultados en Cámara y Senado. Sin embargo, pueden ocurrir varias cosas. En primer lugar, Alejandro Gaviria y sus negociaciones con la Coalición de la Esperanza pueden acabar con la carrera de Sergio Fajardo y arañar muchos votos al Pacto Histórico en las legislativas y a Petro en las presidenciales. Sin embargo, ¿qué harán la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico en la segunda vuelta si su candidato no pasa? ¿Fomentarán el voto en blanco, estrategia seguida por Fajardo en 2018? Creo que no es descabellado pensar que los resultados de las elecciones legislativas pueden tener un peso importante a la hora de definir las estrategias electorales posteriores. En segundo lugar, ¿qué ocurrirá con los partidos de derecha? Los partidos cristianos ya han comenzado a explorar la constitución de una coalición para las legislativas, ¿se traducirá en un candidato presidencial propio, arrebatando votos al Centro Democrático? ¿Será capaz el partido de Duque y Uribe de construir una alternativa fuerte para ambas elecciones? Por último, la Fundación Paz y Reconciliación ha puesto en la mesa el problema de la falta de auditoría de los softwares de composición de jurados electorales y transmisión de datos, programas que ya fueron manipulados en las elecciones de 2014 y 2018[3]. La Registraduría se ha negado a realizar esa auditoría, lo que ya empieza a dar alas a un viejo fantasma en América Latina: el fraude electoral.

El panorama político colombiano se encuentra en tal nivel de efervescencia que resulta muy complicado saber cuál va a ser la próxima noticia que haga tambalear toda la mesa. Las primeras fichas ya han comenzado a moverse y la gran partida comenzará en diciembre de este mismo año, cuando se cierre el plazo de inscripción de las listas para las elecciones legislativas y comience la lucha por las candidaturas presidenciales. Hasta entonces, no queda otra que esperar y seguir muy de cerca todos y cada uno de los movimientos.

[1] REDACCIÓN: “Duro fallo de la Contraloría responsabiliza a Sergio Fajardo y a Luis Alfredo Ramos por Hidroituango” en Revista Semana (07/09/2021). Localizado en el siguiente sitio web: https://www.semana.com/nacion/articulo/duro-fallo-de-la-contraloria-responsabiliza-a-sergio-fajardo-y-a-luis-alfredo-ramos-por-hidroituango/202117/. Última visita realizada el 09/09/2021 a las 10.41.

[2] REDACCIÓN: “Petro lidera la intención de voto, pero sigue cayendo en las encuestas: gran estudio electoral de SEMANA” en Revista Semana (08/09/2021). Localizado en el siguiente sitio web: https://www.semana.com/nacion/articulo/petro-lidera-la-intencion-de-voto-pero-sigue-cayendo-en-las-encuestas-gran-estudio-electoral-de-semana/202118/. Última visita realizada el 09/09/2021 a las 11.23.

[3] HERRERA, Juan: “en 2014 hubo destrucción de material electoral y hasta “sabotaje” del software: Consejo de Estado”, en El Tiempo (05/03/2018). Localizado en el siguiente sitio web: https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/revelaciones-del-fallo-del-consejo-de-estado-que-devuelve-curules-a-mira-190246. Última visita realizada el 09/09/2021 a las 11.54. Más información en el siguiente sitio web:

https://www.youtube.com/watch?v=V7xliVSvUNs&ab_channel=ArielFernandoAvilaMartinez. Última visita realizada el 09/09/2021 a las 11.55.

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