Desaceleración económica e incertidumbre: la nueva normalidad en América Latina — Víctor Salazar García

Podríamos decir que desde el inicio de la pandemia y la puesta en marcha de confinamientos y restricciones de movilidad el mundo ha cambiado de lo que se conocía como la normalidad antes del estallido de la crisis sanitaria mundial.

La región latinoamericana fue una de las regiones donde el virus llegaría considerablemente después que los primeros casos reportados en Asia y en Italia, como el primer país con casos registrados de la Covid-19 en Europa, que posteriormente se iría esparcimiento sin freno en el seno de la Unión Europea y hacia el continente americano.

Volviendo a Latinoamérica, con sus ya delicadas economías y sus problemas sociales y políticos internos ya presentes antes de todas las restricciones que generaría la pandemia, se ha podido evidenciar que los países de la región e inclusive los más desarrollados, con economías más diversificadas y con un crecimiento económico estable como Brasil, han quedado al descubierto por lo mal preparada que se encontraba la región para este tipo de circunstancias sanitarias sin precedentes.

Hablando en contexto general en la región se podría decir que Brasil, el país más poblado del continente región sin contar América del Norte, se ha convertido en el país que peor ha administrado la crisis generada por la Covid -19, sobre todo en la parte sanitaria de prevención cuando el virus recién llegaba al país sudamericano.

Por otra parte, aunque hablemos en su conjunto de América Latina, las diferencias entre países son muy elevadas. Perú, Argentina, Ecuador, Panamá, El Salvador, México y Colombia han sido los países más afectados.

En materia de desaceleración de las economías latinoamericanas y según los últimos informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de abril de 2021, la caída del producto interno bruto en la región durante este último año, caracterizado por el cierre de fronteras y de restricciones de movilidad se estima en al menos  8,1%  del PIB de la región superando el impacto de la crisis en la Unión Europea y de otras economías emergentes.

Este escenario se ha producido en parte gracias a la poca preparación que existía en América Latina en materia preventiva, se puede observar de igual manera una desaceleración del comercio y exportaciones en la región significativas durante las restricciones más estrictas, esto quiere decir que nos todos los países crearon en el momento oportuno los mecanismos necesarios para mantener el comercio y aparato productivo pese a la situación generada por la Covid-19

No obstante, gran parte de estas economías ya contaban incluso antes de la pandemia mundial con problemas importantes en materia económica, que posteriormente gracias a la pandemia han ido calando para convertirse en problemas muchos más serios que desafían inclusive la estabilidad en algunos países de la región.

Según el informe económico de repercusiones y efectos negativos de la Covid-19 en América Latina realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) la región latinoamericana que se encuentra bajo este estudio, dentro de los países emergentes con económicas estables, en la mayoría de sus casos ha experimentado el peor resultado si lo comparamos con las economías de los países desarrollados, esto se traduce en que hubo un 26,1% de reducción de las exportaciones en la región con respecto al año anterior al inicio de la pandemia mundial.

Encontramos casos de igual manera preocupantes como el de la Comunidad Andina, que ha tenido la contracción acumulada mas importante con un 23%  de sus exportaciones, también podemos hablar del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la unión comercial y aduanera que arrastra hasta un 12,4% de reducción entre enero y mayo de 2020. Las mayores caídas se registraron en la República Bolivariana de Venezuela (65%) y el Uruguay (21,4%).

Pese al caos generado por la pandemia mundial junto con la desaceleración de gran parte de las economías en el mundo, podemos encontrar casos excepcionales en América Latina en los que dichos  países aumentaron sus exportaciones durante los primeros meses del estallido de la pandemia, y estos son Costa Rica, que se vio beneficiada por el aumento de la demanda de dispositivos médicos para enfrentar la pandemia, especialmente en los Estados Unidos.

Por su parte, Guatemala y Honduras aumentaron sus exportaciones de equipos de protección personal, especialmente mascarillas, y de productos agrícolas. Nicaragua se benefició del alza del precio del oro y de los volúmenes exportados de productos agrícolas y agropecuarios (café, caña de azúcar, frijoles, tabaco, entre otros).

Hablar en este momento de los impactos económicos y sociales en América Latina y más aun  de cuanto tardaría la vuelta a la normalidad en la región de antes del inicio de la pandemia mundial sería algo apresurado de anunciar pero se puede observar que pese a la grandes dificultades economías y logísticas de algunos de los países de la región, existe la convicción y el ejemplo de países como Costa Rica, Nicaragua y Guatemala que abren la puerta a nuevo modelo comercial que podría seguirse e implementarse con la finalidad de disminuir la brechas de desaceleración y contracción de las economías locales.

En definitiva la recuperación dependerá de la evolución de la economía mundial y del dinamismo de los flujos internacionales en comercio y finanzas hacia la región.

Referencias bibliográficas

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