El país donde el virus no llegó — Héctor Hernán Díaz Guevara

Mtro. Héctor Hernán Díaz Guevara, Instituto de Investigaciones Históricas (Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo).

En un reciente artículo publicado en The Newyorker la profesora Keeanga-Yamahtta Taylor se pregunta por qué la población afro americana de los Estados Unidos aporta un mayor número de víctimas en las estadísticas oficiales (siendo una minoría racial) en la mayor parte de las ciudades afectadas, como Chicago, St. Louis o Nueva York centro de la pandemia de Covid-19; el mismo fenómeno se presenta con los migrantes latinoamericanos[1]. Las posibles interpretaciones sobre la vulnerabilidad de estos grupos pasan por condiciones histórico/culturales y por problemáticas sociales presentes en los barrios de bajos ingresos donde vive mayoritariamente la población negra y latina, quienes tienen peores condiciones de acceso a la salud y donde hay un menor número de médicos por cada mil habitantes[2]; al tiempo que el grueso de estas minorías se desenvuelven laboralmente en oficios físicos a pie de calle donde tienen que estar en contacto frecuente con otras personas[3] lo que multiplica las posibilidades de contagio, además de ser más propensos a desarrollar hipertensión o diabetes por el mismo tipo de trabajos que desempeñan[4].

Esto sucede según Taylor porque desde la abolición de la esclavitud un alto porcentaje de la población negra se ha desempeñado en trabajos que se encuentran en la parte baja de la pirámide de ingresos salariales de los Estados Unidos; los latinoamericanos por su parte  han iniciado un proceso de migración masiva hacia Norteamérica desde mediados de la década del cincuenta, desplazándose para huir de la pobreza y violencia en sus países de origen, llegando muchos de ellos a ocuparse en oficios agrícolas, como jornaleros, en las primeras oleadas ligadas al proceso de los ‘braceros’ en México[5]; posteriormente las siguientes generaciones de migrantes han diversificado los oficios u profesiones que ejercen, ayudados por algún otro familiar que había emigrado con anterioridad con la constante de que estos oficios se encuentran también en la escala baja de ingresos laborales en los Estados Unidos, ubicándose en niveles de ingresos similares con los afroamericanos[6].

Esta problemática que envuelve a la población negra y latina en los Estados Unidos responde, como ya lo adelantamos refiriendo a Taylor, a una dimensión histórica que determina el accionar del Estado (Jessop, 2017). Esta dimensión motiva que el desenvolvimiento institucional del Estado sea una expresión de quienes han sido los ganadores los perdedores de las luchas pasadas, situación que determina el comportamiento institucional que tiende a funcionar con mayor presteza para el grupo de los “ganadores”, en el caso de Estados Unidos, el de la población blanca. A este comportamiento orgánico Bob Jessop le llama Selectividad Estratégica del Estado, que se define como “la inclinación que tiene el Estado para satisfacer unas demandas más fácilmente que otras” (Monedero, 2018).

El Estado tiende a expresar esta Selectividad Estratégica a través de instituciones y mecanismos que ejecutan las políticas públicas, pero lo hace partiendo de su propia experiencia histórica, y contiene en sí tres tipos de sesgo: de clase, de raza y de género. Considerando estos tres sesgos podremos comprender cómo se orienta el gobierno a la hora de decidir en qué barrio de Filadelfia, Chicago[7] o Nueva York se construirá un hospital o una estación de policía; la Selectividad Estratégica hará que el código postal sea una variable determinante para erigir en los lugares más pobres la estación de policía en lugar de una universidad o un puesto de salud, lo que en esta pandemia ha terminado por condenar a los barrios marginales a ser arrasados por el virus, los cuales poseen porcentajes más elevados de mortandad al haber menos cobertura de salud.

Desde esta perspectiva de análisis podemos comprender el problema que señala la profesora Keeanga-Yamahtta Taylor al hablar del gobierno de la ciudad de Filadelfia que realiza un mayor porcentaje de pruebas de Covid-19 en los barrios cuyos códigos postales señalan que viven allí personas con una tasa de ingresos más elevada donde vive una población mayoritariamente caucásica, que en aquellos donde viven personas de bajos ingresos, que son mayoritariamente afro y latinoamericanos.

Los sesgos de clase y de raza han marcado a la población de los barrios populares como  potencialmente delincuentes –frente a los blancos, los negros tienen seis y los latinos tres veces más posibilidades de ir a prisión–, lo anterior demuestra que  los afroamericanos y los latinos han sido víctimas de una estigmatización histórica en el país norteamericano. La vulnerabilidad de estos grupos poblacionales a la luz del sesgo de clase se reitera en medio de la pandemia, pues los gritos que reclaman una reactivación de la economía estadounidense pasan por reestablecer los trabajos físicos dónde los afros y latinos tienen la mayor parte de puestos; lo cual los hace de nueva cuenta la población más vulnerable y desprotegida frente a la acción del virus.

Estos reclamos por volver a la normalidad han encontrado un potente altavoz en el propio gobierno federal norteamericano, es decir, el mismo que ha marginado estos sectores poblacionales y les ha estigmatizado en innumerables maneras les necesita ahora para no dejar caer la economía del país más poderoso de la tierra.

El tercer sesgo, el del género, se ensaña con las mujeres que según Human Rigths Watch son en su mayoría las encargadas de hacer el cuidado doméstico, incluyendo población enferma, y además multiplica sus posibilidades de ser contagiadas de coronavirus. Adicional a lo anterior, en Estados Unidos un sector importante del trabajo del hogar es ejercido por mujeres migrantes, lo que constituye un agravante a su situación de vulnerabilidad debido a  que un porcentaje importante de ellas no están protegidas por ningún tipo de seguro médico; esto sin contar las alarmas encendidas por el incremento dramático de las denuncias por violencia de género al interior de los hogares de la mayoría de los países occidentales que han tomado medidas de cuarentena, a lo que le podemos sumar que las mujeres en Estados Unidos, al igual que en el resto del mundo, tienen un porcentaje mayor de población bajo el umbral de pobreza respecto a los hombres[8]. Si bien el nuevo coronavirus no discrimina a la hora de contagiar, la cultura sí lo hace y los sesgos del Estado dan cuenta de ello. Pareciera que hay un país al que el virus no llegó.

Con todo lo anteriormente señalado, vemos que el hecho de que la población negra y latina sea la más vulnerable no es solo consecuencia de la persecución y desprotección de la que han sido víctimas por el actual gobierno de la Casa Blanca, sino que responde a un proceso histórico que se ha cimentado en la cultura y en la práctica de las instituciones norteamericanas a la hora de construir techos de cristal atravesados por variables de raza, clase y género.

Finalmente, y a manera de cierre, queremos señalar que el análisis acá propuesto, si bien se basó en los Estados Unidos por la calidad y facilidad para acceder a sus estadísticas que nos ayudan a comprobar nuestras hipótesis sobre el problema de los sesgos del Estado, el análisis proveniente del Enfoque Estratégico Relacional desarrollado por Jessop nos sirve para comprender no solo el tratamiento y la vulnerabilidad de la población negra y latina en el país norteamericano sino que también puede ser útil para orientarnos en futuras lecturas que hagamos sobre Latinoamérica y Europa.

Bibliografía

Jessop, Bob (2017): El Estado. Pasado, presente y futuro. Madrid: Los Libros de la Catarata.

Monedero, Juan Carlos (2018): La izquierda que asaltó al algoritmo: Fraternidad y digna rabia en tiempos del big data. Madrid: Los Libros de la Catarata.

Periódicos

Taylor, K, (2020, Abril 16). The Black Plague, The New Yorker, Recuperado de https://www.newyorker.com/news/our-columnists/the-black-plague

CARRANO, A, (2019,  Noviembre 30). Negros e hispanos tienen más del triple de probabilidades de ir a prisión que los blancos en EEUU: estas son las razones, Univisión, Recuperado de: https://www.univision.com/noticias/especiales/negros-e-hispanos-tienen-mas-del-triple-de-probabilidades-de-ir-a-prision-que-los-blancos-en-eeuu-estas-son-las-razones

 Tankersley,J; Haberman, M; Rabin, R, (2020, March 23, ). Trump Considers Reopening Economy, Over Health Experts’ Objections, The New York Times, Recuperado de https://www.nytimes.com/2020/03/23/business/trump-coronavirus-economy.html

Mays, J; Newman, A, (2020, April 14). Virus Is Twice as Deadly for Black and Latino People Than Whites in N.Y.C., The New York Times, Recuperado de https://www.nytimes.com/2020/04/08/nyregion/coronavirus-race-deaths.html

Mars, A, (2020, abril 7). El coronavirus se ensaña con los afroamericanos en Estados Unidos, El País, Recuperado de https://elpais.com/sociedad/2020-04-07/el-coronavirus-se-ensana-con-los-afroamericanos-en-estados-unidos.html

Romero, M, (2020, Abril 7).  ONU: violencia machista durante el confinamiento ha tenido un repunte «horroroso», France 24, Recuperado de https://www.france24.com/es/20200406-repunte-violencia-machista-cuarentena-coronavirus-mujeres-victimas

Bases de datos y estadísticas

Banco Mundial, Estadísticas, Recuperado de: https://datos.bancomundial.org/indicador/sh.med.phys.zs

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Chicago,         Coronavirus response center, Recuperado de: https://www.chicago.gov/city/en/sites/covid-19/home.html

NYC Health, Covid- 19 data, Recuperado de: https://www1.nyc.gov/site/doh/covid/covid-19-data.page

Poverty USA (2020). Data, Recuperado de: https://www.povertyusa.org/data

[1] Llamados hispanics por las oficinas gubernamentales norteamericanas.

[2] Que según el Banco Mundial en Estados Unidos alcanza una proporción crítica, cifrando el número de médicos por cada mil habitantes en 2.6, mientras que la media de la OCDE se ubica en 3.4.

[3] Conductores de autobús.

[4] Según el CDC los latinos tienen una mayor propensión cultural y genética al desarrollo de la diabetes, obviando que los trabajos que desempeñan, en muchas ocasiones son dos o hasta tres empleos los que tienen, hace que no puedan tener un control alimenticio estricto ni un buen balance de horas de sueño lo que repercute en el desarrollo de esta enfermedad. Centers for Disease Control and Prevention. National Diabetes Statistics Report, 2017. Atlanta, GA: Centers for Disease Control and Prevention, US Department of Health and Human Services; 2017.

[5] El programa ‘Bracero’ funcionó entre 1942 y 1964 y favoreció la migración de trabajadores mexicanos para desempeñar labores agrícolas e industriales en sectores que Washington consideraba estratégicos para el desarrollo de su economía. El acuerdo firmado con su vecino del sur consistía en que este le proveía de mano de obra barata al tiempo que Estados Unidos les pagaba una parte del sueldo que cobraría un trabajador norteamericano difiriéndole un porcentaje de dicho jornal al gobierno mexicano. A través de este programa viajaron más de cinco millones de trabajadores hacia Estados Unidos, muchos de los cuales lograron establecerse allí.

[6] Según cifras de Poverty USA la población negra tiene un 24.2% de personas de su comunidad en situación de pobreza y los hispanics tienen un 21.0%, esto en contraste con los blancos que tienen un 11.6% de pobres dentro de su población. Poverty USA (2020). Data, Recuperado de: https://www.povertyusa.org/data

[7] En esta ciudad de Illinois la población negra es el 30% de la población total, pero registra el 70% de los fallecidos por el Covid- 19.

[8] Las mujeres en esta situación alcanzan el 16.3% de su población, mientras que los hombres son el 13.8% de la suya. Poverty USA (2020). Data, Recuperado de: https://www.povertyusa.org/data

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